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10 de diciembre de 2013

Los Insólitos Peces Gato



El mundo actual se caracteriza por una mayor soledad, o quizás es más fácil percatarse de ella. Mientras que con las herramientas tecnológicas que tenemos es más fácil mantener contacto o acercarnos a personas que pueden estar del otro lado del mundo, en nuestros entornos cercanos podemos tender más al aislamiento.  No es sino hasta que tenemos que salir de nuestra zona de confort que buscamos a los demás.


Claudia (interpretada por Ximena Ayala) trabaja de demostradora en una tienda de autoservicio. Un día empieza a sentirse mal y un dolor la agobia al punto de que debe ir al hospital. Mientras es diagnosticada y espera el tratamiento indicado es que conoce a Martha (Lisa Owen)  así como al resto de su colorida familia. Claudia es operada y mientras sale del hospital, después de su recuperación, es alcanzada por Martha, quien también va saliendo y la invita a comer. A partir de este momento se forma un vínculo que se explica fácilmente por el tagline de la cinta: "adopta una familia".

Una de las cosas que odio en general del "cine festivalero artístico mexicano" es el hecho de que el enfoque en la mayoría de las cintas tiende al drama sufridor. Claro, en México tenemos una enorme tradición en ese manejo de temáticas, así como en la idolatración del complejo de mártir. Hay casos donde este tipo de manejos es muy bien llevado (Heli, Miss Bala, por mencionar ejemplos recientes) sin embargo hay un punto en el que parece que el 90% de las películas salidas de egresados del CUEC o del CCC deben tener este manejo, lo que me hace creer que el problema es en las instituciones y no los alumnos. Los Insólitos Peces Gato trata de temas como la soledad en el caso de Claudia o la confrontación con una enfermedad desgastante en el caso de la familia de Martha sin embargo en ningún momento cae en el sentimentalismo barato o en el planteamiento de Demóstenes (el de Don Gato) del "sufro, sufro, sufro".
  

La soledad no es algo que solamente ocurre en el Distrito Federal  ni es un problema que confrontan solo las clases socioeconómicas que ya tienen cubiertas sus necesidades más básicas. Claudia vive (o sobrevive) en Guadalajara y es precisamente su integración casi involuntaria con la familia lo que hace que la historia sea atractiva. Sin padres ni hermanos, está acostumbrada a tener su espacio en el que detalles tan sencillos como el comer los Froot Loops morados antes que todos los demás son parte de un ritual de acompañamiento, al menos dentro de la rutina. Cuando entra en la casa de Martha, es como si fuera otro mundo. La acción se desarrolla por todos lados y es un hábil manejo de la fotografía por Agnés Godard quien nos muestra todo el entorno en uno de los mejores planos secuencia del cine mexicano en años recientes. La acción no necesita explosiones o balazos para ser dinámica. La cámara nos muestra el cómo trabaja esta más que funcional familia mientras que la madre prepara la comida, un hijo se prepara para lavar la ropa, otra hija acomoda platos y así sucesivamente. En una secuencia nos acercamos a las personalidades y funciones de los integrantes de esta casa a la que es invitada Claudia.

Los pequeños momentos son los más emotivos y son los que a su vez ilustran de manera memorable a los personajes, volviéndolos humanos y cercanos para el espectador. Cuando Martha está convaleciente en su primera escena en el hospital, su hijo le pinta una carita feliz en sus dedos. Cuando Claudia voltea a la cama de al lado y conoce a Martha, esta le sonríe al mostrarle ese dibujo. Momentos como este producen sonrisas en el espectador, y cuando tenemos revelaciones más fuertes en los personajes que van desde conflictos amorosos hasta terribles problemas de inseguridad. Todos los personajes tienen un balance peculiar en el que si bien no los llegamos a conocer completamente, no lo necesitamos, ya que al final son matices que enriquecen esta historia familiar. 
 

Algunos la han comparado con Little Miss Sunshine alegando que el poster de ambas cintas es muy similar. Aunque a primera vista se puede confundir, me parece una forma un poco de criticar la cinta como si esta estuviera buscando colgarse de la fama de la anterior. Además, van más de seis años desde el estreno de la Señorita Sunshine. ¿En serio hay un bloqueo del uso de colores o elementos entre películas? Si así fuera, ninguna película debería usar autos en sus posters, a menos que sea una secuela de los Rápidos y Furiosos.

Mientras que no ganó el reconocimiento como mejor largometraje de ficción en el pasado FICM, la cinta ha cosechado reconocimientos a nivel internacional y se exhibe como parte de la Muestra de la Cineteca. Esperamos su estreno comercial en Enero y cuando la vean en cartelera, no duden y entren a la función. Probablemente la mejor cinta mexicana que he visto este año, o al menos la más emotiva.

2 comentarios:

Axolotl dijo...

La reseña debería incluir donde se puede ver, no?

Dan Campos dijo...

No.

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