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12 de diciembre de 2013

Quebranto

Roberto Fiesco, ahora más bien en el papel de director y no en el de productor, nos trae su segundo documental, ahora enfocado en el particular caso de Fernando García, quien fue conocido como Pinolito, actor infantil que contó con una trayectoria importante hace unas cuantas décadas. 



 ¿Qué tanto puede cambiar la vida de un artista? Actualmente Fernando no es Fernando, o mejor dicho lo sigue siendo pero tiene una nueva faceta en su personalidad. Su amor por las artes escénicas continua, y lo ejecuta siendo Coral Bonelli. Es travesti y vive en Garibaldi con su madre, Doña Lilia Ortega, quien también es actriz.  La aceptación de su identidad fue un proceso peculiar con el que siempre contó con la aceptación, no sin preocupación, de su madre.  Desafortunadamente su carrera actoral no fructificó, por lo cual tuvo que dedicarse a otro tipo de labores, tratando siempre de conservar su espíritu.

Como lo hemos mencionado en varias ocasiones, el género documental es el gran salvador del cine mexicano. Si bien este año hemos tenido ficciones que muestran la calidad de la producción nacional (tan solo recordemos a Los Insólitos Peces Gato o a Todo el Mundo tiene a Alguien Menos Yo) es en el documental donde tenemos la constante de calidad tanto en temática como en realización. Quebranto es un trabajo de años del equipo encabezado por Roberto en donde se explora una historia personal y un tanto peculiar. Más que el tratar de explorar e ilustrar como fue el ascenso y caída de una joven promesa, se enfoca más en la realidad actual y en el trasfondo de las personas que tenemos a cuadro. Madre e hija viven muy unidas y su relación se aprecia gracias al increíble trabajo de una cámara sensible y reveladora.  Se puede ser feliz a pesar de una vida bastante complicada, como ellas demuestran.


 
Hablando del trabajo de cámara, este en conjunto con el montaje nos dan unos momentos geniales. La cinta no es un musical, pero eso no significa que no podamos tener excelentes números en donde vemos la capacidad de Coral al interpretar temas de Lucha Villa o su tema definitorio Mi Gran Noche, y Doña Pinoles no se queda atrás cuando nos recita un tango. Familia de artistas a final de cuentas y luce gracias al trabajo del equipo detrás de la realización de este documental.

Mientras que la cinta se enfoca en la vida de estos dos personajes, eso no significa que son los únicos que aparecen a cuadro. Además de sus narraciones y el seguimiento que se les da tenemos la participación de otras personas como el mismísimo Jorge Fons, quien llegó a dirigir a Coral, antes Fernando, como parte de su trabajo en Fe, Esperanza y Caridad.  A través de su testimonio y la integración con la historia de Coral es que tenemos un retrato cercano del cine de los setentas.

Quizás lo mejor que puedo hacer para recomendar este documental es invitarlos a verlo, en lugar de continuar escribiendo al respecto.  Después de su paso por los festivales tanto de Guadalajara como Morelia, se ha estado exhibiendo en la Cineteca Nacional,  Cinemanía y otros lugares. Para saber dónde la pueden ver, pueden darle seguimiento tanto vía Twitter como en Facebook. Probablemente el mejor documental que vi este año. Trailer, para que le echen un vistazo, a continuación.



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