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24 de septiembre de 2020

Tenet

 En la historia de Final Crisis, escrita por Grant Morrison para DC Cómics, el inicio del fin del mundo arranca con una muerte, cuando Orión, hijo de Darkseid, quien es el gran guerrero profetizado que matará a su maligno padre y acabará con el mal definitivo, muere. La causa es una bala de radión disparada en el futuro que viaja hacia el pasado, a un punto y un momento en que Orión cruzaría solo para encontrar su muerte, provocada por él mismo sin tener conocimiento de ello. Causa y efecto se encuentran a pesar de que el orden de estos está invertido. El resultado termina siendo el mismo. 

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Productora Ejecutiva: Blanca López

Co-Productor: Jaime Rosales
Co-Productor: Román Rangel
Co-Productor: Dany Saadia
Co-Productor: Juan Espíritu
Co-Productor: Mauricio González

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Tenet es la cinta más reciente del afamado director conocido por hacer “blockbusters inteligentes”, o mejor dicho, películas de gran espectáculo, gran presupuesto, que con elementos aquí y allá provocan que el espectador se sienta un poco más inteligente de lo que es, al pretender entender lo que le es explicado en pantalla, normalmente gracias a grandes cantidades de diálogo expositivo, que parecen tomados del diario de recortes del guionista en donde encontramos datos de trivia interesantes como para compartir en alguna cena, y con los cuales podemos impresionar a la audiencia. 

John David Washington es el protagonista de nuestra historia. Entrenado como agente especial estadounidense, participa en varias misiones de seguridad internacional. Desafortunadamente la última no sale del todo bien, y aunque logra evitar una gran cantidad de muertes en un ataque terrorista que ocurre durante un concierto en Kiev, conoce su final… O, mejor dicho, conoce el principio de esta historia. 

Para impedir el fin del mundo, nuestro héroe solo contará con un gesto y una palabra: Tenet (que se puede traducir como dogma o principio, en español, pero que en realidad sirve para revelarte que la escena principal de la cinta en realidad es un conjunto de dos escenas de diez minutos, una corriendo en sentido regular y otro en reverso, en la película). El conocimiento no es necesario y deberá de actuar más en base a su instinto, ya que como le es dicho por el personaje de Priya (interpretado por Dimple Kapadia), la ignorancia es nuestra munición. El saber más puede ser usado en tu contra.

La cinta de Nolan carga con expectativas de distintos tipos. Debido a la pandemia con la que continuamos a nivel mundial, se planteaba como la cinta que haría que la gente regresara a las salas de cine. Cuenta con un director con un récord probado de atraer gente a las salas, incluso cuando no maneja franquicias. Sin embargo, estas expectativas juegan más en su contra que a favor, especialmente porque son imposibles de alcanzar en nuestro contexto actual.

La realidad, como siempre, es más sencilla. La cinta de Nolan juega con ideas peculiares. Los letrados podrán identificarlas y sentir que valió la pena leer artículos de Muy Interesante ya que finalmente podrán usar ese conocimiento para explicarle a sus amigos lo que pasa en la película, y para los no letrados habrá explicaciones que simplifican los conceptos lo suficiente para rellenar el paso del tiempo entre secuencia de acción y secuencia de acción y es ahí en donde está el mayor mérito de la cinta. Filmada completamente en 70 mm, para su mayor disfrute en pantallas IMAX y no en tu celular, la película cumple con al menos cuatro grandes secuencias en donde Nolan toca sus grandes éxitos, desde robos elaborados hasta grandes secuencias bélicas con escuadrones invasores. Están tan bien realizadas, que el espectador será obligado a verlas en varias ocasiones dentro de la misma película para apreciarlas desde distintas perspectivas.



Hay una regla básica en el viaje del tiempo, y es que mientras menos reglas tengas, es mejor. El tiempo en nuestra realidad corre solo en un sentido y es hacia el futuro. Ya lo pasado, pasado, diría uno de los máximos exponentes de la canción en nuestro país. Sin embargo, el gusto por el revisionismo de una misma escena es algo que funciona mejor en unos medios que en otro. En el cómic, el manejo de la narrativa depende de un espacio, el cual el lector puede apreciar en su totalidad desde el principio, mientras sus ojos navegan la narrativa planteada de manera gráfica por el autor. En el entorno audiovisual, es más complejo, por que no podemos revertir una escena a menos que tengamos el control de la reproducción de la imagen, y al hacer esta revisión, se pierde el ritmo en la secuencia planteada por el autor. Es algo que sirve para encontrar detalles pero no una historia.

Algunas de las mejores cintas donde se habla de viajes temporales (o cronologías inversas, como a Nolan le gusta llamarles), lo entienden perfectamente y solo toman el elemento base. Desde el viaje al pasado de un Robot Exterminador, pasando a la repetición de momentos en la vida de un reportero aburrido de cubrir festivales locales, hasta la creación de líneas paralelas explorables con un Delorean. El tiempo es solo un elemento de la historia. Por su parte, Tenet busca explotarlo no como un elemento, sino como un arma. 

El planteamiento de la complejidad aparente que tiene la cinta sirve como distractor y como ruido de fondo, aunque tiene un propósito, de la misma manera que una afinación de cuerdas en una sala de concierto. Podrá parecer una cacofonía incomprensible, pero eso es solo para quien no tiene interés en el propósito del sonido. La cinta funciona como una película de espías con planes elaborados que utilizan otros instrumentos para su desarrollo. Después de todo, tenemos a los mismos elementos básicos, que van desde el villano malote ruso (solo podría ser más malo si fuera un general alemán en 1942), la chica guapa en peligro y los organismos de inteligencia, con la ventaja de que aquí no estamos explorando una franquicia con trayectoria establecida, sino una historia que puede establecer su propio universo. 

Dentro del manejo actoral, es interesante la elección del cast. La elección de J.D. Washington, alguien que no ha tenido gran reconocimiento por la audiencia en general, a pesar de ser la figura principal en el Infiltrado del KKKlan, sirve precisamente para establecer un nuevo estilo de héroe. Alguien que no está atormentado por un pasado ni busca la redención. Lo único que necesitas saber de él es que tiene una conciencia y busca hacer el bien ante circunstancias imposibles. Tan poco es el interés en establecerle una historia que carece de nombre en la cinta y es solo conocido como “El Protagonista”. Este, afortunadamente es auxiliado por Neil (interpretado por Robert Pattinson) quien curiosamente llega a solucionar cualquier necesidad presentada por la misión. Si son de los que se quejaban porque no entendían cómo Batman puede viajar por el mundo sin dinero y con una espalda apenas recuperada en un Dark Knight Rises, no se preocupen, el nuevo joven Battinson es capaz de solucionar eso y más, siempre fuera de cuadro, porque son detalles que si se exploran matan el ritmo y quitan tiempo a escenas que lucen mejor en la gran pantalla, como el choque de un avión, que es por mucho más espectacular que ver a un personaje hacer llamadas y transferir dinero para conseguir lo necesario para cada secuencia. 

El personaje más humano, y en consecuencia más falible, es la Kat interpretada por Elizabeth Debicki. Ella es la única que tiene algo que ganar o algo que perder que le afecte a nivel personal, dentro del juego de manipulaciones y participaciones entre héroes y villanos. Es precisamente esa falibilidad lo que la vuelve más interesante… si tan solo Nolan tuviera interés en explorar este tipo de temáticas, lo cual como sabemos, no es su fuerte. Si alguien viene a quejarse sobre la forma en que maneja personajes femeninos, la falta de emociones reales en sus historias, o el mismo manejo de diálogo y diversión en sus tramas, seguramente será el tipo de personas que quiere ver una cinta de Michael Bay sin explosiones o cine mexicano sin pobreza. 



Curiosamente, gracias al mismo manejo del cast y la diversidad que hay en el mismo con Washington en el estelar, y personajes de apoyo como Himesh Patel (a quien quizás recuerden por Yesterday) y el mismo Pattinson, se cuenta con un sentido del humor que comunica que los participantes se están pasando un buen momento y hay buena química entre ellos, a pesar de las apocalípticas circunstancias. Desafortunadamente la falta de trasfondo y establecimiento de personajes hace que los mismos funjan más como engranes en una maquinaria, que como personas en medio de una historia. 

Mientras que en la guerra de formatos, hay quienes consideran a las plataformas digitales como el futuro adelantado, algo supuestamente apoyado por los ingresos que Mulán le representó a Disney en su plataforma (datos que no han sido corroborados y solo se presentaron por una agencia), por otro lado tenemos a quienes ven el regreso a la tradicional exhibición en salas como la mejor forma de exhibir una cinta. La realidad es más cercana a un modelo híbrido donde una comedia nostálgica de viajes en el tiempo como la tercera entrega de Bill & Ted es más adecuada para disfrutarse en casa, pero si quieres espectacularidad no hay nada como tener la experiencia de ver con una gran pantalla y sonido envolvente una película. No podemos encasillar en guerra de opuestos absolutos el futuro del cine, ya que eso es demasiado simplista y normalmente obedece más a prejuicios personales que a otra cosa. No por nada los grandes estudios han decidido retrasar varios de sus estrenos, en lugar de lanzarlos en plataformas donde sus ganancias serían reducidas. Por su parte, Warner Brothers decidió apostar por un lanzamiento tradicional, quizás más por orgullo personal y un poco de deseo de atender a la gente que distribuye sus películas en salas, ya que tras casi medio año de estar cerradas, había pocos motivantes para regresar a este lugar. Tenet, por su parte, ofrece una experiencia que para nada tendrá el mismo impacto si se ve en un celular o una telesota, en comparación con la pantalla, la cual, mientras más grande, es mejor. 

Hablando de formatos, esta cinta se filmó en 70 milímetros, el tamaño favorito del director, y mientras que hay secuencias que exploran excelentemente el tamaño de imagen para ofrecer más al ojo del espectador, la realidad es que casi en la mitad de la cinta solo sirve para que Nolan tenga más cuadro para mostrar diálogo tras diálogo, algo que hacía no tan bien en sus inicios, en donde uno podría decir que los actores no interactuaban entre sí, ya que por el manejo de toma y contratoma rara vez los veíamos en la misma imagen, cosa que sigue ocurriendo, aunque se puede perdonar gracias a que se compensa con todas las secuencias de acción, rodadas al derecho y al revés, que es lo que uno en realidad busca ver en la cinta. 

A final de cuentas, Tenet es la cinta más reciente del afamado director conocido por hacer “blockbusters inteligentes”, o mejor dicho, películas de gran espectáculo, gran presupuesto, y repetición, que con elementos aquí y allá provocan que el espectador se sienta un poco más inteligente de lo que es, al pretender entender lo que le es explicado en pantalla, normalmente gracias a grandes cantidades de diálogo expositivo, pero no solo eso, ya que la cinta logra apreciarse mejor con un segundo visionado, para reconocer tanto sus fallas como sus aciertos, los cuales se pueden engrandecer, como si de verla en una pantalla normal de cine, después la viéramos en IMAX (lo cual de hecho es lo más recomendable), para así conocer esos detalles que sabemos están ahí pero que quizás no logramos apreciar al estar fuera del cuadro proyectado en la pantalla. Es además, una curiosa segunda parte de una trilogía original de Nolan, ya que contiene elementos que pueden ubicarse previos a Interstellar (como el cambio climático, y el hecho de que hay un grupo de personas enviando mensajes al pasado para prevenir catástrofes) y posteriores a Inception, aunque ahí es más secuela en espíritu y en estilo que en narrativa, con todo y que al inicio de Tenet se pide “despertar a los agentes americanos”, quienes están dentro de una camioneta.

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