Tom no necesariamente lo sabía cuando adquirió los derechos de la serie televisiva de espías en donde el mensaje de la misión se autodestruía después de ser escuchado, pero su saga marcaría de manera interesante la evolución narrativa del blockbuster en Hollywood, con todos sus altibajos. Arrancando con una cinta con un autor reconocido como Brian De Palma, quien arranca con intriga y secuencias espectaculares, que para la segunda mitad de la vida de la franquicia, se volverían el pretexto para secuencias cada vez más arriesgadas, pasando de un tren bala y un helicóptero, en donde los modelos a escala, los VFX y el CGI ayudaban a realzar la acción, a un punto en donde Cruise puede darse el lujo de tener secuencias de combate con aeroplanos en algo que haría que el Barón Rojo sintiera envidia.
Para la Sentencia Final, tenemos las consecuencias de las acciones de los líderes de la saga, quienes desde el matrimonio artístico de Christopher McQuarrie (director de la mitad de las cintas) con el otrora Ethan Hunt, se llegó a los puntos más altos y a los más cuestionables.
En Dead Reckoning Part One, después renombrada solo a Sentencia Mortal (eliminando lo de las partes), Cruise se enfrenta a una Inteligencia Artificial que amenaza con adueñarse del control militar del mundo. Esta "Entidad" (nombre muy original, desde luego), es auxiliada por Gabriel (Esai Morales), quien es la manifestación física del opuesto de Hunt, haciendo planes para obtener las piezas de lo único que puede apagar o controlar a esta IA. La misión aceptada en esa cinta, es encontrar dos llaves que abren un contenedor en un submarino con lo único capaz de detener al hermano mayor del ChatGPT del mal, y la banda de forajidos de Luther (Ving Rhames), Benji (Simon Peg), Grace (Hayley Atwell) deberán auxiliar a salvar a la humanidad, detener un plot diabólico, escapar de los intereses de distintos gobiernos, sobrevivir múltiples ataques y amenazas mortales, y ayudar a levantar la taquilla. O como ellos le dicen, "un lunes cualquiera".
La cinta cuenta con algunas de las secuencias de acción más poderosas de la saga, aunque curiosamente nada supera la escalada del Burj Khalifa. En la nueva entrega la más importante tiene que ver con la infiltración en un submarino, con secuencias que al mismo Nolan le darían vértigo, y que duran más de 10 minutos con nada de diálogos. La acción es coreografiada de manera perfecta, y todos sabemos lo que está en riesgo, gracias a los diálogos (sobre) expositivos que hemos tenido al menos en dos ocasiones en la cinta, en donde nos recuerdan que el destino del mundo está en juego, un forajido está a cargo de salvarnos, tenemos conflictos entre los distintos poderes mundiales, y la IA va a acabar con el mundo. Este manejo narrativo sorprende porque Christopher McQuarrie es mucho mejor escritor que esto, aunque en cierto sentido se entiende debido a lo complejo que fue el desarrollo de la cinta, la cual sobrevivió huelgas, pandemias, caídas en taquilla, y recordarle a la gente lo que pasó antes, y no solo con la cinta anterior.
Las primeras tres entregas de M:I eran cintas surgidas en tiempo en donde se quería ver al director de moda (como pasó con John Woo y J.J. Abrams), dirigiendo uno balaceras y secuencias tan noventeras que ya merecen estar en un museo, y el segundo mostrando que es mejor para hacer televisión que cine, al ofrecer un episodio alargado de Alias pero con Cruise. Curiosamente McQuarrie se da a la tarea de enlazar y hacer que cosas sin sentido (como el McGuffin de Abrams en M:I III regrese en el cierre de la saga), otras nostálgicas (enlace de la primera cinta con el cierre con dos de sus personajes) y de esta manera tratar de cerrar continuidades. Algo interesante que no necesitaba hacer, especialmente cuando él solo dirigió 4 de las 8 cintas, pero aprovecha para usar esto como elementos que dan importancia o cohesión aunque no tengan sentido con su integración.
Cuando McQuarrie entra al ruedo, después de ayudar a Cruise con otras cintas, e iniciar sus colaboraciones con Proyecto Valkiria, la cinta refleja los intereses de la audiencia en tener sagas múltiples, complejas y con continuidad. Si bien Brad Bird es quien logra revivir a la franquicia con su Protocolo Fantasma, McQuiarrie nos entrega la mejor entrega con Fallout, así como al personaje femenino más memorable de la saga con la Ilsa Faust de Rebecca Ferguson, igual o superior a Ethan Hunt en muchas cosas, y cuya salida fue lamentable en la cinta anterior, no tenía sentido narrativo, y obedecía a que la actriz no podía comprometerse tanto tiempo para la última cinta como era requerido ya que... tenía que trabajar en otros proyectos por esa bendita necesidad humana de comer y no depender de lo que McQuarrie y Cruise decidieran ese día.
La fórmula de filmación establecida por la dupla se basa en un principio básico: qué escenas de riesgo quiere Tom hacer, y luego escribimos diálogos para hacer cohesión, aunque no necesariamente tenga sentido. Gracias a eso tenemos a Cruise saltando en moto de una barranca, persecuciones de helicopteros, o más recientemente con el duelo de avionetas. El propósito es que se muestre el compromiso de Tom y su equipo, en donde literalmente arriesga la vida con tal de entretenernos. Y vaya que lo logra.
Desafortunadamente los villanos son el punto débil de la última entrega. Mientras que Gabriel es quien hizo que la vida de Ethan se fuera al carajo, obligándolo a ser parte de la Fuerza Misión Imposible para borrar su pasado, eso no tiene trascendencia. La IA tiene su diseño noventero y su gran poderío se resume a interactuar con Tom cuando este se conecta al Internet (igual de noventero el concepto) para hablar con ella. La muerte de Ilsa fue en vano, así como la de otro personaje que ha acompañado a Hunt en todas las cintas. Lejos quedan el August Walker Henry Cavill en Fallout (el único ser humano capaz de cargar sus brazos como armas de fuego antes de pelear), el Solomon Lane de Rogue Nation, o el mejor de todos, Owen Davian de Phillip Seymour Hoffman, quien a pesar de estar en una cinta de Abrams, le da tanto peso a su interpretación como para volverlo alguien más que memorable.
Por otro lado, la sobreexposición en algunos puntos va en detrimento de varios detalles que no se terminan de justificar en la historia, aunque citando a Benji en la cinta anterior, "los detalles al final solo estorban", y como el mismo Cruise dice "necesito que confíes en mi una última vez". Tal vez haya mucho plot y poca lógica, pero no es por lo que uno va al cine a ver estas cintas que aprovechan la gran pantalla para dar un espectáculo kinésico y visual.
Aunque he mencionado varios de los puntos flacos de la cinta, al final la disfruté enormidades, pero esto en parte a que ya sabía que tenía problemas de la historia, y es mejor reconocerlos para enfocarnos en lo que es la prioridad de quienes la hicieron, al recordarnos porque Cruise es una de las últimas grandes estrellas de cine, y su compromiso con la audiencia es total... y también nos da indicios de su próxima locura con guiños en sus secuencias submarinas, que nos deberán de preparar para cuando filme en el espacio exterior sin necesidad de pantallas verdes.
Como nota final, hay varios puntos en donde la cinta marca la despedida de Ethan Hunt y el paso de estafeta al Benji de Pegg. Esto es más elegante que en lo que en su momentos e intentó con Jeremy Renner, el único actor que ha sido marcado para ser sucesor en dos franquicias, y no lograrlo en ninguna. Aunque sin él, los Vengadores no ganan ninguna batalla. Si llega a haber un resurgimiento de Mission: Impossible, es más sano otro enfoque y un relanzamiento similar a lo que Bond tuvo con Craig, y donde Tom ya pueda hacer labores más propias para su edad.
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