Terminamos este día revisando otro documental pero no tan convencional, dirigido por Seth Scriver y Peter Scriver llamado Endless Cookie, en donde tendremos la historia de una familia y cómo dos hermanos hacen una animación para hablarnos de cómo hacer una película animada. Meta meta el asunto.
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Hay películas que saben el público al que van dirigidas y cómo aprovecharlo. Dependiendo del realizador, habiendo quienes tratan de apelar a una audiencia grande intencionalmente, o aquellos que se sienten artistas superiores y creen que hablan solo a su círculo cercano, pero buscan que salgan sus películas con cientos de copias para compartir sus traumas personales, uno puede notar el enfoque de la historia y su inversalidad. En el caso de Endless Cookie, tenemos una cinta familiar que documenta la historia de cómo hacen algo en su familia, explorando distintas narrativas de manera peculiar.
Hay una fórmula televisiva explotada tanto en la pequeña como la gran pantalla en donde el autor combina distintas historias al "cambiar los canales" y mostrar lo que hay en cada uno. Más recientemente los especiales de Rick & Morty en donde ven televisión interdimensional explotan esta fórmula, y es la misma que vemos en esta cinta. La línea narrativa principal es sobre cómo un hermano consigue una beca para hacer una cinta animada, en donde contará varias historias, y al tener el dinero, no sabe qué hacer, así que se va a vivir con su medio hermano y entre los dos combinan e ilustran las historias que pasan alrededor de sus familias.
Con un estilo visual extraño, personajes que van desde lo simpático hasta lo irrelevante, e ilustraciones que son más representaciones de emociones que de formas físicas en donde hasta un perro parece el famoso Mr. Peanut (con todo y monóculo y sombrero de copa), la narrativa brinca de un lado a otro, siguiendo la fórmula que tristemente se volvió popular en donde "dos hombres de edad madura graban un podcast que solo a ellos les interesa, mientras creen que dicen algo relevante". En este caso son los dos guionistas y directores que hacen lo mismo, pero ahora con animación.
Hay una fórmula televisiva explotada tanto en la pequeña como la gran pantalla en donde el autor combina distintas historias al "cambiar los canales" y mostrar lo que hay en cada uno. Más recientemente los especiales de Rick & Morty en donde ven televisión interdimensional explotan esta fórmula, y es la misma que vemos en esta cinta. La línea narrativa principal es sobre cómo un hermano consigue una beca para hacer una cinta animada, en donde contará varias historias, y al tener el dinero, no sabe qué hacer, así que se va a vivir con su medio hermano y entre los dos combinan e ilustran las historias que pasan alrededor de sus familias.
Con un estilo visual extraño, personajes que van desde lo simpático hasta lo irrelevante, e ilustraciones que son más representaciones de emociones que de formas físicas en donde hasta un perro parece el famoso Mr. Peanut (con todo y monóculo y sombrero de copa), la narrativa brinca de un lado a otro, siguiendo la fórmula que tristemente se volvió popular en donde "dos hombres de edad madura graban un podcast que solo a ellos les interesa, mientras creen que dicen algo relevante". En este caso son los dos guionistas y directores que hacen lo mismo, pero ahora con animación.
El que la cinta entre en competencia a modo de documental es estirar la liga demasiado. Aunque hay sectores que aman la fórmula de "el cine dentro del cine", y las historias de este tipo pueden trascender dicha fórmula, en este caso las anécdotas que hablan sobre la construcción de la cinta no trascienden más allá del chiste local, y aunque la cinta es consciente de dónde se para y quién es su audiencia (la familia de los realizadores), es incapaz de apelar a mayores audiencias. Incluso la aparición de ciertas referencias como un Tequila o una playera que dice Mayahuel parecen puestas porque sabían que podrían participar en el festival d Guadalajara, teniendo una proyección precisamente para su público (la familia, con varios miembros que estuvieron en la función), y algunos colados que los acompañamos.
Si la cinta se dividiera en segmentos sería menos cansada, aunque en sí no es aburrida, pero el registro carece de impacto o emoción, o esa "sensación de peligro" que puede atraer para que estemos al pendiente de su desarrollo.
La película se volverá a proyectar el martes 10 de Junio en Cinépolis Centro Magno, acá en Guadalajara.
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